El yoga es un estilo de vida que permite encontrar la paz interior y nos compromete a la observación de hábitos saludables. Conseguimos, a través de la práctica, integrar la respiración con el movimiento para que la mente y el cuerpo dejen de ser dos entidades autónomas y se transformen en una sola. Cualquier persona puede aprender y practicar esta disciplina que también resulta muy beneficiosa para atletas y deportistas.
Los atletas que lo practican adquieren conocimiento acerca de la conexión entre su mente y su cuerpo, mejoran la claridad mental, la concentración y el enfoque. Además de incrementar el rendimiento mental y físico, puesto que proporciona una mejora en la capacidad pulmonar, aporta mayor control de la respiración, incrementa la flexibilidad y el equilibrio, previene lesiones, perfecciona habilidades técnicas y promueve la relajación y el descanso.
No importa cuál sea la disciplina deportiva que practiques o si eres un aficionado del entrenamiento físico, incluir al menos 1 o 2 días de yoga a la semana te aportará infinitos beneficios.
Para mi ha sido el complemente perfecto de mis entrenamientos funcionales y de alta intensidad. Te invito a que lo compruebes por ti mismo, pero aquí te menciono 10 motivos comprobados por la ciencia.
Las ásanas o posturas físicas nos ayudan a aumentar la capacidad de mover los músculos y las articulaciones a través de su gama completa.
Un estudio de la University Centre Doncaster (Reino Unido) demostró que una sesión semanal de yoga durante 6 semanas es suficiente para notar mejoras en la flexibilidad, cualidad básica de la condición física.
“Ser flexible y tener buenos patrones de movimiento ayuda a tener mayor velocidad, potencia, nitidez de movimiento y una mayor recuperación”.
Las técnicas de respiración o pranayama, así como la sincronización de la respiración con cada movimiento, hacen de la práctica de yoga una meditación activa que nos ayuda a calmar la mente, equilibrar el sistema nervioso y por ende, reducir el estrés y la ansiedad, aumentando así nuestra vitalidad y energía.
Un estudio que realizaron de manera conjunta científicos del Thomas Jefferson Medical College de Philadelphia y del Yoga Research Society demostró, que la práctica constante de yoga aminora los niveles de cortisol, una hormona que se libera en respuesta al estrés. Una sesión de 20 minutos al día es suficiente para notar una reducción significativa en los niveles de estrés.
Un estudio publicado en el International Journal of Physical Education, Sports and Health, demostró que las asanas fortalecen los brazos, los hombros, las piernas, la espalda, los glúteos y el abdomen.
El mismo estudio concluye que el yoga incrementa la fuerza de músculos poco utilizados en distintas disciplinas deportivas como la natación, el ciclismo o el running. Estas ganancias mejoran la estabilidad corporal y previenen lesiones, porque se trabaja el fortalecimiento de las fibras musculares que apoyan y rodean a los músculos más utilizados en estos deportes. Esto significa que se produce una fuerza global más equilibrada y óptimamente funcional.
Para el rendimiento deportivo óptimo, es tan importante el entrenamiento como la recuperación. Para evitar el sobre-entrenamiento y para seguir rindiendo a un nivel adecuado, es necesario que los deportistas entiendan que los períodos de recuperación tras la actividad física son fundamentales.
El yoga es una forma de descanso activo, lo que significa que, el organismo emplea mecanismos biológicos y procesos metabólicos y celulares de reparación de tejidos y de generación de moléculas, como por ejemplo enzimas, que permiten seguir rindiendo a un buen nivel.
Según una investigación en el International Journal of Multidisciplinary Research and Development, la respiración yóguica ayuda a circular y desintoxicar la linfa (un líquido que recorre el sistema linfático). Esto acelera en un 15% la recuperación tras el ejercicio físico y elimina la fatiga.
Muchas de las posturas que hacemos desafían nuestro balance. Con la práctica vamos incrementado el equilibrio y la coordinación utilizando el enfoque, la respiración y nuestras bandhas o candados energéticos que nos ayudan a ir encontrando el balance, mejorando así nuestro rendimiento físico.
Un estudio llevado a cabo por Dawn Boehde y John Porcaridel para el Laboratorio del Rendimiento Humano de la Universidad de Wisconsin-La Crosse, demostró que la coordinación y el equilibrio mejoran con el yoga debido a la combinación de respiración, bandhas y movimiento.
Un descanso reparador es fundamental para rendir en nuestras actividades físicas y mentales. Para deportistas, esto debe ser una prioridad.
“La práctica del yoga aumenta los niveles de serotonina por lo que ayuda a dormir mejor” explica el Dr. Murali Doraiswam, autor de un estudio de la Universidad de Duke en el que se incluyó la revisión de más de 100 trabajos de investigación sobre el yoga. La serotonina es un neurotransmisor que, además de regular el humor o el apetito, aumenta la producción de melatonina, una hormona que participa en los ciclos del sueño y nos ayuda a conseguir un descanso apacible. Asimismo, la serotonina interviene en el control del estrés y la temperatura corporal.
Existen estados de ánimo facilitadores de rendimiento. Generar actitudes y emociones positivas es un elemento clave en el buen funcionamiento deportivo de cada persona.
La serotonina no solamente tiene un efecto positivo sobre el sueño, sino que también está implicada en la regulación del humor. De hecho, los niveles bajos de este neurotransmisor se asocian a conductas depresivas. Una investigación de Cabral, Meyer y Ames, publicada en The Primary Care Companion CNS Disorders, concluyó que "practicar yoga de manera regular produce mejoras significativas en pacientes con depresión y ansiedad de manera similar al ejercicio físico. Nos aporta un estado de vitalidad, balanceado e incrementado nuestra energía".
Muchos deportes como el ciclismo y el running se caracterizan por movimientos muy repetitivos durante un largo periodo de tiempo, lo que causa que se desarrollen determinados grupos musculares ignorando otros. Los desequilibrios en los músculos y las articulaciones pueden provocar lesiones.
Para preservar a los deportistas de posibles lesiones musculares, una investigación publicada en el Journal of Strenght & Conditioning Research afirma que "es necesario lograr un buen nivel de flexibilidad". De esta manera, se consigue un rango articular y muscular de reserva, por si algún gesto inesperado o no habitual es superior a los gestos de movilidad de trabajo.
Para prevenir lesiones, se recomienda practicar yoga para aumentar la flexibilidad y rangos de movilidad.
La concentración es la capacidad de mantener la atención focalizada sobre un objeto o sobre la tarea que se está realizando sin distracciones, y es clave en el logro del éxito deportivo.
En el yoga, la concentración se trabaja principalmente a través del dominio de nuestros sentidos, el drishti o punto focal donde dirigimos nuestra mirada sin distracciones, el dominio de nuestra respiración, el dominio de nuestras bandhas, entre otros.
Según los resultados de un estudio de la Universidad de Illinois, "los sujetos que practican yoga tienen más capacidad de concentración y procesan la información más rápidamente y con mayor precisión. También aprenden, mantienen y actualizan la información en menos tiempo".
Aunque el rendimiento deportivo es multifactorial, es evidente que la resistencia juega un rol importante en el deporte. Según la ciencia, el yoga mejora la resistencia tanto aeróbica como anaeróbica.
A pesar de que el yoga no es un ejercicio aeróbico, la respiración yóguica (pranayama) aumenta la capacidad de los pulmones al mejorar la flexibilidad de la caja torácica y permite que los pulmones se expandan por completo, incrementando así nuestra resistencia física, tal y como explica un estudio publicado en el Yoga Journal.
Fuentes:
Jonathan García-Allen. Psicólogo y entrenador personal.
Director de comunicación de Psicología y Mente.
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